martes, 17 de enero de 2023

Mosquito

Ya les dije antes que les iba a contar algo interesante, puede que más que llamativo: Les contaré la historia de El Mosquito.


Puede que a simple vista ese nombre no les diga nada, pero hubo un enfermero muy conocido en el pueblo de mí infancia que lo apodaban así: El Mosquito.


Cuando nadie podía encontrar las venas de un paciente en una extracción para un examen sanguíneo, él era el indicado. Impoluto en su trabajo, llegando a destacar y puesto como superior de los otros especialistas en extracción, su carrera se mantenía en la popularidad más alta.


Eso se mantuvo más o menos así por años, me acuerdo muy bien. Su problema vino cuando, según entiendo yo, probó realmente el material con el que trabajaba. Se dice que el nacimiento real de aquel personaje popular que atormenta a la población extraía sangre más de lo necesario, como parte de una deuda que tenía con el hospital, puede que él lo considere una compensación económica, pero solo él podía maquinar eso.


Para esa época, poco se podía saber de sus actos. Entre su precisión y lo normal que era tener a gente sintiéndose mal por una extracción sanguinea no se llegó a sospechar nada. Pero, siempre digo en mis relatos, el humano es tirano y codicioso. Quiero pensar que solamente sintió la necesidad de consumir más de aquel satisfactorio líquido rojo, pero que no lo hizo su dieta principal. Solo una cosa es segura, él empezó a necesitar más, y con ello ya no alcanzaba por drenar un poco para sí.


Es ahí donde se independizó con unos precios accesibles que llamaron la atención de los cliéntes. Había algo de quienes adquirían el servicio que les hacía durar: la cantidad que les era extraida, pero el precio era más que aceptable en esto de la salud.


El Mosquito se sintió satisfecho con las cantidades de sustancia que obtenía, aún de que la pérdida monetaria estaba justificada, aunque en el pasar de los meses su cuota sanguínea personal subía, la avaricia en persona.


Y el descuido lo consumió, esa sangre que extraía a sus víctimas hizo estrago en su cuerpo. La nariz se le estiró, sus músculos se consumieron entre tantos tipos de sangre que entraban en su cuerpo, se encogió, sus ojos crecieron de manera llamativa parecían tener vida propia. La gente ya no apetecía ver su transformación, aún con los precios tan bajos, su emprendimiento cayó y tuvo que volver a su anterior trabajo de enfermero en hospital.


La abstinencia termina de carcomer la mente, y en él poco se pudo encontrar de ese pensamiento tan lúcido que lo caracterizó. Recuerdo los dichos de otros cuando hablaban de como lo encontraron varias veces extrayendo sangre de cuerpos al momento de prepararlos para introducirlos a la morgue, o de enfermos terminales, personas en coma o muerte cerebral casi frenada, que las pobres familias tuvieron que llorar a las semanas de que llegase su familiar a tratarse.


Los pinchazos eran cada vez más peculiares, más especializados. Más de un personal del hospital dijo haber sentido un pinchazo en su cuerpo, aunque no entendían como ocurrió aquello al ver una herida tan grande como una aguja descartable.


Y fue esa noche, lo recuerdo bien. Estaba yo trabajando en la limpieza, en el piso de internación. Ya me faltaba una última habitación, donde en este tiempo se hospedaba un tipo llamado Julio. Me gustaba terminar con esa pieza, donde me pasaba ratos hablando con él. Debo decir que la última noche se veía algo intranquilo y me había confesado que veía sombras por la noche ir y venir, así como quejas de otros pacientes.


Entré a la habitación y mi compañero de charla estaba dormido. No dije nada y comencé a limpiar. Debo decir que en ese momento me parecía rara la posición en que Julio estaba dormido. No sabía nada de que tuviese un bulto en su panza, pero tampoco le presté tanta atención esos dos días que habíamos hablado. 


Un sonido a insecto me sacó de los pensamientos. Algo raro había en él. No parecían las alas de un insecto, en realidad. Me recordó más al sonido de la lengua humana tratando de imitar un mosquito. El bulto de Julio comenzó a moverse. Me quedé mirándolo para tener una idea si realmente necesitaba llamar a alguien que sepa hacerse cargo de la situación o solo era una broma, clásico del buen Julio.


Entonces otra vez ese sonido y venía de ahí, de ese bulto bajo la frazada. Necesitaba corroborar, no podía llamar por una emergencia sin estar seguro de que no era una broma, ¡pero qué buena broma!


Tiré como quien va a desvelar una gracia de un amigo: Una jeringa me dejó perplejo al verla, siguió la cinta con que se adhería a la nariz humana, luego esos ojos tan fuera de eje y cordura, luego la boca tomando de un catéter que se conectaba a la jeringa. Poco más pude ver, pero suficiente para comprender que aquella boca siseaba como mosquito, que intentó quitarme del paso de su huida con la jeringa y que dejaría mi renuncia al recobrar el aliento.


Luego de semanas de lo ocurrido me llegó el rumor de que no se supo más de esos pinchazos sin sentido que ocurrían cerca de la oscuridad del hospital. Una muy buena desinfección se realizó cerca de alguna de las vísperas multitudinarias. Aunque se dice por debajo que en los lugares más sombríos y solitarios del hospital puede sentirse un sonido a mosquito, también reportaron pinchazos como de mosquitos en los cuerpos de la morgue. Todos sabemos muy bien que eso no puede ser hecho por un insecto...

 


lunes, 8 de octubre de 2018

Reseña: Infectum: Más allá del miedo




Ficha Bibliográfica
Título: Infectum: Más allá del miedo
Autor: David Pardo
Editorial: Autopublicado
ASIN: B00VZXWCAM
Género: Ciencia Ficción  
Precio: 2.51 U$D  (Actualmente gratuita en Amazon.com)
Formato Digital: Mobi
Páginas: 327 (Aprox.)

Sinopsis
Año 2020. La civilización se consume.

Roger Mears es un joven de la alta sociedad de Capital City que ve truncada su carrera deportiva tras un accidente. Años más tarde y atormentado por las pesadillas que sufre cada noche, Roger subsiste convertido en un politoxicómano que se oculta en los suburbios de la ciudad.
Después de una sobredosis de heroína que casi acaba con su vida, Roger se pone en manos de un prestigioso médico que le asegura poder erradicar sus adicciones mediante un innovador y costoso tratamiento. A partir de ese momento iniciará un viaje aterrador en el que sus miedos cobrarán vida y en el que se enfrentará cara a cara con sus demonios.

INFECTUM es un viaje intenso a través de la locura. Una pesadilla cruel y despiadada en la que el autor de DEGENERACIÓN nos empuja hasta caer presos de un horror que se presenta en forma de pasillos opresivos y criaturas sedientas de sangre y muerte. ¿Serás capaz de vencer al miedo y escapar de la Prisión?

Perdernos dentro de una instalación, a la espera de cómo se van desarrollando los hechos, como nos perdemos en una transformación de hechos que nos llevan hasta los instintos humanos que se pierden, como nos degeneramos hasta que sólo buscamos ser entre nuestros instintos más primitivos, estamos muertos en carne. David Pardo lo hace de nuevo, nos trae una novela que trata, nuevamente, sobre esa idea que Degeneración nos dejó pensando, sobre como el humano puede degradarse o mantenerse en pié a la espera de que un juicio moral los deje sentenciado. Pero a diferencia del libro anterior, este, como dice el propio autor, pertenece a lo que muchos conocemos al “Surrival Horror”, su temática y la forma de contar lo ocurrido tendrá similitud a las historias que contaban ciertos juegos de terror en la época de los 90’ dentro de la vieja y querida PlayStation.

lunes, 1 de octubre de 2018

Vuelta de rosca


Mis descansos son un poco vertiginosos, me tomo 364 días para descansar y 1 para trabajar durante el año (¿?). Mi idea de ahora más en el blog es mezclar mis pasiones en un solo lugar y no hacerlo un lugar de letras solamente, me interesa también otras áreas, como los films, los videojuegos y la opinión, me costó mucho pensar a este lugar como un cúmulo de más áreas de gustos, pero soy así, qué se le va a hacer. Mi idea es planificar una entrega del blog por semana y lograr explorar éstas áreas mensualmente y hacernos de un combo “pornotextual” de gustos, compartirlo y no sentir que estoy presionado a solo leer…Y puse presionado porque es lo que siento cuando escribo a veces, lo loco es que me estoy presionando a mí mismo al divino botón, y eso es grotesco porque ya es presionarse sin sentido aparente.

Entonces la cosa queda así:
- Libro
- Película
- Juego
- Opinión (comodín podríamos decir, de lo que venga y sinceramente espero que venga algo bueno)

Periodicidad semanal, o eso esperamos de parte de las directivas de la empresa, guiño… guiño…

¡Ay! Esto parece como cuando vas a decir que querés empezar dieta el lunes y lo vas posponiendo y posponiendo, poner plazos para romperlos, es como las normas de convivencia de mi casa, donde todos acordamos no poner los pies sobre la mesa y ya ves, todo sucio.

Así que bueno, espero que les agrade este nuevo rumbo que va a tener el blog, la bitácora que intento tener desde que empecé a leer de manera online.

domingo, 23 de septiembre de 2018

Little Nightmares - Steam





Ficha Bibliográfica
Título: Little Nig (1995)
Desarrolladora: Tarsier Studios
Distribuidora: Bandai Namco Entertainment
Género: Plataformas, Terror
Duración: 4 hs (Aprox.)



Haciendo uso de las hermosas rebajas de Steam a principio de año, me hice de algunos juegos baratos o de amplio descuento para sobrellevar los problemas económicos que se estaban por desencadenar, y con sólo un avance de este juego lo puse en mi lista de DESEADOS. Viendo los logros puedo entender que el game comprende apenas unos pocos episodios, algo de cuatro o cinco, y por lo que jugué, no es la duración su principal virtud, sino su intensidad. En sí, no sólo es un juego más, no solo es una historia más… Es una experiencia corta pero intensa que nos impulsa momento a momento a querer ver más horrores, similar lo que me ocurre con Poe o Lovecraft: A cada minuto necesito más, no me importa perder la cordura y quedar en el manicomio.


Little Nightmares nos impulsa a sobrellevar la pesadez de un mundo dominado por lo grotesco, una pieza de animación hermosa pero perturbadora que nos deja una sensación de incomodidad a cada momento que pasamos en él. Puzzles dignos de su libertad de acción, coherentes con las físicas claras que maneja y nos demuestra a cada momento el juego, su dificultad que va siendo presentada en problemas que deberemos resolver dentro del corto espacio de visión que se nos da, debiendo explorar cada situación y sala para entender qué debemos hacer.

Por más que eso no puedo describir, puesto que me quedan todavía que terminar el game que empecé hace una semana, y estoy asombrado cada momento que pasa, y cada muerte que me toca…

Veré como termina el asunto, porque hasta ahora, ¡Bandai viene haciendo todo lo que está bien!

sábado, 1 de julio de 2017

Reseña: Black Hole (1995) - Charles Burns



Ficha Bibliográfica

Autor: Charles Burns
Género: Comic; Ficción
Páginas: 368 (Aprox.)

Hay un mundo de injusticias que está más allá de las líneas de un texto, más allá de lo que percibimos a primera vista entre la juventud y la adultez. Ahí está Charles Burns para mostrarnos como la segregación en la adolescencia genera los estragos más grandes en la realidad de aquellos que la sufren en su camino para llegar a la adultez.
El autor nos presenta una realidad donde una enfermedad venérea afecta a la franja etaria de los adolescentes, una extraña generadora de malformaciones aleatorias que deja segregado al portador al instante de padecer. Junto a este mal, no vemos otra cosa que un viaje directo a como estas personas se hacen cargo de sus problemas, donde cuestiones como la drogadicción, el sexo, y me demás temas son abordados de una manera cruda, sin los suficientes filtros, llegando a rozar lo grotesco e inapropiado.
En un estilo blanco y negro,  y con muy buen manejo de contrastes, Burns nos trae una  obra que nos dejará una sensación de vacío al exponernos una visión tan caótica sobre el pasaje a la adultez; una  violenta forma de sufrir el propio autodescubrimiento.

lunes, 29 de agosto de 2016

Reseña: El Expulsado: Ciclo "Amor y exilios" - Mois Benarroch

Ficha Bibliográfica
Título: El Expulsado: Ciclo "Amor y exilios"
Autor: Mois Benarroch
Editorial: Autopublicado
Género: Ficción
Precio: U$D 2.99
Formato Digital: Mobi
Páginas: 116 (Aprox.)

Sinopsis


Cuando los sefardíes fueron expulsado de España en el siglo quince y llegaron a Marruecos fueron denominados "Megorashim" (expulsados), término que se oponía al de los "Toshabim" (los asentados). Sin embargo durante siglos no fue un término peyorativo, sino todo lo contrario, ser expulsado era pertenecer a una especie de nobleza. Quinientos años después el narrador se siente expulsado de todo, de su pueblo, familia, amores, países, para ir comprendiendo poco a poco que "Me había convertido, como mis antepasados, en un expulsado."

Reseña

Cuando uno comienza a querer entender de donde viene y porqué somos lo que otros quieren que seamos, de donde viene esa sensación de no pertenecer y querer escapar de lo que creíamos nuestro; es ahí donde empezamos a buscar respuestas como lo hizo Mois Benarroch en su libro El Exupulsado. Aunque desorienta en un principio, el autor nos va trasladando desde el comienzo por diferentes formas de interpretar la realidad que le acontece al mundo y a las sociedades que viven en él. En forma de espiral, las historias se van entrelazando entre la realidad y el surrealismo, rozando el delirio se esconden muchas conjeturas sobre cómo es el mundo, así como es la sensación de pertenecer o ser un excluido hasta en nuestra propia tierra.
Benarroch nos lleva por la narrativa de una forma ligera, seduciéndonos con una narrativa muy lograda para atraparnos en sus ocurrencias, manteniendo el suspenso en lo anormal que hallamos en sus letras junto con un narrador del que no podemos fiarnos ni desde sus dichos y menos de su memoria. La libertad que se toma al dibujarnos una realidad que ahonda entre lo fantástico y lo real es gratificante, lidera nuestra imaginación para hacernos entrar en ideas tan profundas como la creación del mito del bárbaro y el civilizado dentro de algo tan simple como un autobús. Nos lleva por el ancho camino de entender porque escribe el libro sin caer sólo en las imágenes de la locura, sino también en el despecho de un escritor con su tierra y tradiciones. Y las realidades que vamos observando se van conjugando poco a poco y su hilo debe ser seguido por el lector, que es lo más fino por lo que se puede cortar la narración.
El Expulsado termina siendo una obra corta que podemos disfrutar si nos interesa sumergirnos en realidades que nos hablan de los límites entre la aceptación y el rechazo de un país y como es la lucha por mantenerse a flote de ese conflicto natal. Apenas unas 116 páginas que nos van a mantener cautivos por la narrativa y el contraste con lo mágico para transmitir su fuerte mensaje.

Sobre el Autor

Mois Benarroch nació en Tetuán, Marruecos en 1959. A los trece años emigra con sus padres a Israel y desde entonces vive en Jerusalén. Ha sido galardonado con el premio del primer ministro en Israel 2008 por su obra en prosa y poesía. Y con el premio Yehuda Amichai de poesía en el 2012 por su libro de poemas No me voy a ningún lado.

lunes, 16 de mayo de 2016

Cuento: Pan con chicha, de Pablo G. Cesar

Era la siesta cerca de la ruta 9. Encima era jueves así que solamente pasaba un camión cada tanto. Al costadito de la ruta, ya llegando a Río Segundo estaba sentado este viejito, que vendía pan con chicharrón mientras comía una manzana con cuchillo porque sus dientes no alcanzaban para cortarla. Lleno de tierra blanca estaba el viejito, al lado de esta ruta que se deterioraba con cada lluvia. Sentado en el banquito, esperando, cada tanto miraba el cartel que había hecho para promocionar sus panes. En un momento cualquiera se le acerca un muchacho.

– Sabe Don, ¿Cómo anda, primero? sabe que hoy me he dado cuenta de algo.
– ¿Cómo?
– … ¿Cómo anda?
– Bien hijo, bien. ¿Qué le anda haciendo falta?
– Me he dado cuenta de algo, hoy.
– ¿Qué sería? – Le contesto mientras volvía la mirada a la manzana, como seguro de lo que se trataba.
– Hoy me di cuenta de que no tenemos nada, de que todo es una ilusión. Estuve leyendo unas cosas pero hoy me desperté y me di cuenta que mi casa, mi auto, nada es mío realmente. Los puedo usar, pero no son míos.
– Muy bien.
– ¿No le sorprende? Nada. Entonces me puse a pensar, que sería lo que si tenemos. ¿Qué tenemos? Solo tenemos tiempo, es lo único que tenemos realmente, tiempo, ¿Sabe?
– Abuelo, ¿Sabe?
– Si, hijito. – le respondió mientras seguía comiendo su manzana, mirando a la ruta, ya había dejado de hacer contacto visual con el muchacho.
– Entonces, entonces… Entonces pensé, que si lo único que tenemos es tiempo, todo lo que hacemos es invertir ese tiempo en cosas, en actividades, en elementos que usamos en ese tiempo, que usamos para sacarle jugo a ese tiempo, ¿Me entiende? – Decía el muchacho abriendo los ojos, intentando atrapar la mirada del viejo.
– Mjm, si.
– Claro, pero después de esto me quedo pensando que tampoco tenemos tiempo. No tenemos nada. Porque lo que tenemos es la creencia de que ese tiempo es amplio, que es interminable y que, sobre todo, es igual siempre. Pero la ciencia ya ha probado que no es así, se sabe que el tiempo depende del espacio, que el tiempo varía y es relativo, y sobre todo no sabemos cuándo nos vamos a morir. Solo tenemos la confianza en que nuestro tiempo va a ser lo suficientemente amplio, y sobre esa fe apostamos nuestras decisiones.
– Bueno

Hacía calor al sol, que era a donde estos dos estaban. El sol pegaba sobre la ruta y ya se empezaba a ver distorsionada la ruta a lo lejos por la temperatura que levanta. Nadie pasaba. De espaldas al viejo solo había un par de locales de comida, un pool, un metegol y más atrás campo hasta quien sabe donde. Todo lleno de tierra blanca, seca. Los pan con chicha estaba sobre la canasta, cubiertos con un repasador rojo, estilo escocés. El viejo cada tanto volvía a mirar el cartel que ofertaba los panes. El muchacho dejó de buscar la mirada del viejo y se volvió a la ruta, al campo, miraba para todos lados. Parecía inquieto. Cerraba los puños, miraba a lo lejos, se volvía a los panes, miraba el metegol, volvía a la ruta. El viejo terminó su manzana y volvió a hablar.

– ¿Vos sabías que por acá pasaba gendarmería cuando estaba el gobierno militar? Eran increíbles esos tanques. Ese puente que hay por allá en el río lo pusieron los militares y todavía anda ahí.
– ¿El del río? Mire usted.
– Si. Un día tardaron en ponerlo. Muy rápidos eran.
– Si, tal cual. Bueno. ¿Sabe que estaba pensando? En que entonces, si todo lo que tenemos es tiempo, pero en realidad no lo tenemos, es todo muy volátil. Todo se puede acabar en un instante, hoy por ejemplo. ¿Qué puedo hacer con mi vida en ese caso si no se cuanto voy a tener? ¿Cómo hace usted?
– Y, yo vendo pan con chicha.
– Pero, ¿Usted tuvo proyectos cuando era joven?
– Y si, mas o menos. Yo trabajaba con mi padre y me casé. Quería tener una casa e hijos y los tuve. Tuve mi campo por un tiempo, cosechaba, tenía vacas también.
– ¿Y cuales eran sus proyectos?
– Esos eran hijo. Esos. ¿Viste allá? ¿Ese edificio? Ahí se hospedaban los soldados, y acá atrás nuestro se juntaban a charlar los oficiales. Había algunos muy violentos, otros no tanto. Como les gustaba chupar.
– Claro. Bueno. ¿Me da un pan?
– Si hijo. ¿Con o sin chicha?
– Con por favor.
– Tome. Saludos en su casa.
– Gracias.

El muchacho se alejó, mirando para todos lados. Por ahí un perro dejó de tomar agua para mirarlo. Justo en ese momento pasaba un auto muy rápido, de color plateado. El viejo se cubría la cara del sol y miraba al cielo despejado, azul, violeta.

Pablo G. Cesar


Sobre el Autor


Pablo G. Cesar es un escritor argentino que busca asombrar desde sus cuentos para darnos un momento para pensar. Con un libro publicado en su haber, lleva adelante su blog Diapasón Redondo: El surrealismo de civil, y un perro con pipa en pijama, recopilando sus cuentos e historias extravagantes desde Córdoba, Argentina.